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¿Puede Cumaná ser la ciudad ideal?
¿Cómo cambiar la ciudad que tenemos por la que queremos?
¿Podemos ser una ciudad segura y hermosa?
Mi Cumaná, tu Cumaná, ¡Virtuosa!.

Cuál es el principal problema de Cumaná y su Municipio?

Una Tierra Virtuosa! Columna Editorial de la Fundación Luís Elguezabal Aristizabal (LEA) 8/11/11

Nuestra Cumaná Virtuosa hoy
Paúl Elguezabal
8 de Noviembre de 2011
En la edición anterior de esta columna explicábamos que soñar con una Cumaná/Venezuela de ciudadanos virtuosos es posible. Otras ciudades, como Medellín, han demostrado que es posible salirse de la violencia, pillaje, viveza mal entendida, e improductividad que vivimos.
¿Cómo se puede lograr eso? Primero recordando que cada persona es valiosa, no forma parte de una masa, que tiene dignidad, potencialidad y mucho por aportar a la sociedad. Por tanto no se le puede tratar como masa. Las políticas a implementar deben tomar en cuenta el valor infinito de cada persona. Su libertad y dignidad no pueden ser suprimidas en nombre de un proceso social, a priori. Por supuesto que la libertad viene en conjunto a la responsabilidad por las acciones cometidas.
Estas políticas para personas libres y responsables deben procurar incentivar lo mejor de cada persona así como desincentivar sus bajezas. La ley debe hacerse cumplir, leyes que incentiven las virtudes y desincentiven los antivalores. Por ejemplo, permitir que los motorizados irrespeten las normas de transito con total descaro incentiva a que estos sigan manejando violenta e irresponsablemente, porque podrán seguir llegando en menos tiempo a sus destinos que los que se trasladan en carro o a pie. Causando accidentes, trancas, muertes de peatones, conductores y de ellos mismos. Esto ocurre sin un chance real de ser multados por su manejo irresponsable. Este comportamiento incentiva el irrespeto al conciudadano, dado que lleva a reforzar en el imaginario colectivo que ser “vivo” es bueno, que violentar al otro por un placer personal es bueno. Por tanto esa viveza al manubrio refuerza las otras vivezas o antivalores de esa persona y de otras sobre las que él influye. Dejando la semilla venenosa en tierra fértil para continuar profundizando la descomposición moral en la que vivimos.
Deteniendo este tipo de acciones se refuerza que el irrespeto al otro (más que a la ley en si misma) no es tolerado. Que la libertad de cada quien debe estar limitada por la convivencia y el respeto al otro. Con esto se promueve una virtud o se desincentiva un antivalor, porque el que irrespeta no es premiado. Además, se protege incluso al que irrespeta, porque es su vida la que mas peligro corre. Sin duda que hacer respetar la ley implica tener funcionarios y, lo mas importante, ciudadanos que la hagan respetar. Esta es una tarea difícil pero no imposible. No somos extraterrestres. Muchas ciudades y países lo han superado, y nosotros, Dios mediante, no seremos la excepción. Por más desesperanzados que estemos los cumaneses, los venezolanos, les digo que si se puede. Como personas somos capaces, todos, de escoger hacer lo bueno, luchemos por lograrlo, seamos ciudadanos constructores de esa ciudad y país que anhelamos. Con nuestro ejemplo contribuimos mucho mas de lo que creemos. Cambiar la ciudad pasa por mejorar nosotros, ser los modelos alternativos a los “vivos”. paulelguezabalm@yahoo.com En Twitter: @PaulElguezabal